¡EL VENDEDOR DE HUEVOS!
Lo que no es dinero feliz
La mujer le preguntó: "¿A cuánto estás vendiendo los huevos?"
El viejo vendedor respondió: a 0,1€ el huevo, señora".
Ella le dijo: "Tomaré 6 huevos por 0, 5 € o me iré".
El anciano vendedor respondió: "Esta bien señora, llévalos al precio que usted quiera". Puede ser, que este sea un buen comienzo, porque hoy no he podido vender ni un solo huevo.
Ella tomó los huevos y se fue sintiendo que había ganado.
Se subió a su automóvil y se fue a un elegante restaurante con una amiga. Allí, ella y su amiga, ordenaron de la carta, lo que más les gustaba. Comieron un poco y dejaron mucho de lo que ordenaron. Luego ella fue a pagar la cuenta. La factura le costó 380 € pero ella dejó 400 €.
Este incidente podría haber parecido bastante normal para el propietario pero, muy doloroso para el pobre y anciano vendedor de huevos.
La cuestión es:
¿Por qué siempre demostramos que tenemos el poder cuando compramos a los necesitados? ¿Y por qué somos tan generosos con aquellos que ni siquiera necesitan nuestra generosidad? ¿Por qué nos gusta tanto vivir de las apariencias?